El Centro de Estudios Contemplativos (CEC) es un espacio interdisciplinario —de investigación y educación— dedicado a explorar las experiencias y prácticas contemplativas y sus efectos transformadores sobre el espíritu humano.
Los participantes serán invitados a unirse y conocer las perspectivas de las múltiples tradiciones sagradas del mundo y las miradas profundas no vinculadas a un lenguaje teísta o religioso, así como sus prácticas espirituales y expresiones. Y se verán enriquecidos y transformados a medida que se sumerjan en las complejas culturas de la comunión meditativa, la contemplación, la devoción, la oración, el ritual y la adoración. En este espacio único podrán encontrarse los espíritus afines, quienes busquen explorar los misterios del corazón y del espacio abierto de la conciencia. Y podrán compartir sus experiencias y profundizar en el estudio y contemplación de la Verdad.
En el corazón del CEC se encuentra la visión de Lex Nur Hixon, quien dedicó su vida a la búsqueda de la Verdad. Quien fue a la vez un practicante de distintas tradiciones de sabiduría, y un erudito/visionario que reconoció la Verdad Última, la Fuente Única, en los diversos universos sagrados. Él bebió del agua viva de la Verdad y fue un transmisor amoroso de esa realización. Por tanto, el Centro de Estudios Contemplativos será un recurso invaluable para conocer sus enseñanzas y explorar las implicaciones de su visión unitiva.
A través de su dedicación a la tarea de elevar la conciencia humana, Lex Nur Hixon pudo reconocer con claridad la fragmentación y las numerosas aflicciones que atormentan el corazón que comparte toda la humanidad. Y hoy vemos, de manera aún más cruda, cómo esa condición se transfiere desde el corazón comunitario hacia el mundo, haciendo posible naturalizar la violencia indiscriminada, la devastación de la tierra y la crueldad hacia las especies con las cuales compartimos el mundo.
El mundo contemporáneo nos muestra una sucesión inagotable de imágenes que surgen de ese corazón humano herido por nociones de separación, por el individualismo, el olvido, la negación arrogante, la desconexión, la desesperanza. Ni siquiera las grandes estructuras religiosas escapan a este momento, a pesar de que en el centro mismo de cada tradición sagrada permanezca intacta e incorrupta el agua de vida de la Verdad.
Así, todas las dimensiones convencionales del mundo nos presentan de manera engañosa, como algo que nos fuera ajeno y lejano, la realización de todo aquello que es nuestra naturaleza y destino fundamental, y las bellas expresiones de lo que es en verdad humano y toca todos los aspectos de nuestras vidas individuales, familiares y comunitarias. En las palabras de Lex Nur:
“Siempre ha existido un consenso en espíritu que reconoce la elevación de la conciencia como el trabajo humano fundamental; una mirada que atestigua el presente de cada instante más allá de las imágenes limitadas que proyecta una percepción confinada.” Lex Nur Hixon
Hoy es un día muy nublado de otoño, aún sin luz eléctrica, puedo leer y escribir. El sol, que ni siquiera es visible para mis ojos, me seguirá proporcionando suficiente luz para poder funcionar de muchas maneras. De modo similar, todas las actividades de la vida humana son posibles gracias a la luz que la Realidad misma arroja en abundancia. Todos nuestros esfuerzos intelectuales, toda nuestra ciencia, todos nuestros compromisos éticos son posibles solo gracias a esta luz espiritual. En ese sentido, se puede decir que todos en el mundo están experimentando algo de esta iluminación.
En el caso del místico, las nubes se abren y se produce una visión directa del sol. En su diálogo La República, Platón habla del mito de la caverna. Dice que somos como prisioneros en una caverna, de espaldas al sol, y todo lo que vemos son sombras. De vez en cuando, alguien sale de la caverna y ve el sol directamente. Habiendo visto el esplendor del sol, esa persona a veces tiene dificultad para volver a la caverna, es decir, al mundo convencional, y volver a funcionar allí. Así que el místico, que ve directamente, a veces se vuelve incapaz de tratar con el mundo ordinario y disfrutarlo.
Los místicos más avanzados que conozco, en todas las tradiciones, son personas capaces de ver ese sol desnudo —ese resplandor divino desnudo—, sin estar cegados o incapacitados. Son capaces de funcionar alegremente incluso en los detalles más pequeños de la vida comprendiendo que cada detalle de su ser y de su existencia misma es iluminado por esa luz primordial.
La liturgia cristiana habla de Cristo como la Luz que ilumina a cada alma que viene al mundo. Así que la vida humana en sí misma ya está iluminada y no deberíamos sentir que la iluminación es una especie de estado especial que uno o dos místicos han experimentado mientras el resto de nosotros vivimos en la oscuridad. Cuando uno estudia y experimenta las tradiciones místicas, comienza a apreciar cada vez más la vida humana. Uno comienza a apreciar la omnipresencia de la vida divina, la extraordinaria perfección del diseño de la creación que permite que esta luz divina constituya y permee cada célula, cada átomo de la creación. El Corán dice que cuando el pájaro abre sus alas en vuelo, está alabando a Al-Lãh.
En tiempos de confusión espiritual y desesperación, como muchos están experimentando hoy, apreciamos conmovedoramente la mirada mística de Lex Nur Hixon, que emerge del centro mismo del corazón humano, en armonía con las visiones luminosas de las maestras y los maestros místicos de generaciones anteriores y de nuestro propio tiempo. Que la unión de estas visiones y el trabajo colaborativo que inspiran revelen el potencial humano inexplorado y generen un nuevo nivel de conciencia y amor humanos.
Ilahi (himno místico) de Lex Nur Hixon
un deslumbrante ruiseñor en el Jardín de la Verdad
“En cada época existen ciertos seres humanos a quienes les ha sido confiado mantener viva la transmisión del conocimiento divino. Ellos protegen la creación a través de su luz y, antes de dejar este mundo, entregan este cometido a otros. Lex Hixon, Sheij Nur al-Jerrahi, el autor de este texto en inglés, llamaba a estos seres: sabios. Él mismo era uno de ellos, un sabio de los tiempos modernos. Nur siempre afirmaba la enseñanza de que la Verdad Suprema sobrepasa toda concepción y no puede ser aprehendida, a pesar de estar en todo lugar y ser todo lo que existe. La única forma para un buscador de realizar la verdad es develarla dentro de sí mismo, ya que nunca se está separado de ella. Nur experimentó personalmente la Suprema Realidad como amor ilimitado y vertió este vino de amor perfecto en incontables corazones abiertos. Ninguna cantidad de palabras puede describirlo o describir sus formas de enseñanza, las cuales eran sorpresivas, conmovedoras y compasivas. Ya fuera llamado ‘Sheij Nur’ o ‘Lex’ por los buscadores en los varios caminos que lo rodeaban, su vida estuvo siempre dedicada a revelar la verdadera naturaleza del espíritu humano y a liberar la mente moderna de la prisión del materialismo y de la duda existencial. Ayudó a liberar la religión del peso de la compulsión, el convencionalismo y el patriarcado. Vislumbró a la humanidad consistentemente inspirada por el aliento del amor divino y continuamente desapareciendo en la Existencia divina. Él fue un amigo de todas las grandes tradiciones religiosas y trabajó por el amor mutuo y el entendimiento. Nunca quiso reducir uno de estos mundos sagrados a otros, ya que sentía a cada como una expresión perfecta de la Verdad portando el potencial de hacer surgir la realización completa.”
(SHEIJA FARIHA FATIMA, en 101 diamantes de la tradición oral del glorioso Mensajero Muhammed)
El recorrido vital de Lex Nur Hixon evidencia la profunda certeza y el compromiso raíz con la Verdad y la humanidad que guiaron sus pasos, y su abundante legado es, sin duda, una ventana abierta de par en par que invita a participar de la excepcional amplitud, libertad espiritual y clara visión de Alexander Paul Hixon, nombre que recibe al nacer —en Pasadena, California, Estados Unidos—, durante el día de la celebración de la Natividad de Jesús, en 1942.
A través de tres décadas de su vida, su presencia se despliega en una búsqueda apasionada y en el estudio y la práctica que le hicieron receptáculo de cinco linajes espirituales. En su obra literaria, compuesta principalmente por once libros, así como en los artículos, poemas, conferencias y entrevistas que realizó en los Estados Unidos y en el extranjero, comparte libremente el penetrante conocimiento surgido de la experiencia trascendente de la unicidad de la existencia, llamada también la religión perenne.
Lex, como sus amigos le llaman, crece en una familia defensora de la libertad intelectual. Y a sus trece años, ingresa en una academia conservadora de Connecticut. Allí, por cuatro años, experimenta una disciplina intensa que calificaría más tarde como “bendita, casi monástica”. “Guiado por mentes y espíritus maravillosos”, se descubrió como un buscador apasionado de la Verdad, y un comprometido practicante de Filosofía, música y poesía. Corrientes que se fueron entretejiendo y retroalimentándose a lo largo de toda su vida en modos excepcionales. Su refinada ejecución de la guitarra y otros instrumentos de cuerda, da cuenta de una formación que incluye maestros de la talla del guitarrista español Carlos Montoya (guitarra flamenca) y de Vasant Rai (maestro de sarod), con quien estudia música clásica de la India.
En lugar de regresar al desahogado ámbito cultural de California, permaneció en un contexto más retador —en la Costa Este de los Estados Unidos— para cursar su bachillerato en la Universidad de Yale, y más tarde, se trasladaría a la ciudad de Nueva York. Se graduó en Filosofía con una tesis sobre el filósofo alemán Soren Kierkegaard, a quien reconoce como su primer guía espiritual: “Kierkegaard me abrió ampliamente la dimensión espiritual; él demostró con claridad que esta dimensión yacía más allá de lo que llamaba lo estético, lo ético o lo lógico”.
A los 19 años, y bajo la guía espiritual de Vine Deloria Senior —sacerdote Episcopal de origen Lakota Sioux y padre de su compañero de cuarto en el colegio—, se volvió un cristiano consciente. En él, la riqueza del cristianismo no europeo, de altos ideales espirituales del Padre Deloria —arraigado sutilmente en su herencia nativa americana—, se fusionó con el cristianismo intenso y existencial de Kierkegaard, un agudo crítico del racionalismo Hegeliano, la tendencia del pensamiento europeo expansionista. Así comienza su vida espiritual, en la confluencia de las corrientes europeas y no-europeas.
Conoce al traductor al inglés de El Evangelio de Ramakrishna, Swami Nikhilananda, al visitar el lugar que figuraba como la casa editorial del libro, y entabla una relación que se prolonga por los últimos 7 años de vida del Swami. Este guía, un monje renunciante en la Orden de Sri Ramakrishna de Calcuta, de la tradición Advaita Vedanta, fue padrino de sus cuatro hijos.
De 1971 a 1984 Lex Hixon produce y conduce “In the Spirit”, uno de los más sobresalientes y originales programas radiofónicos realizados en Nueva York, que emitía la estación cultural WBAI. Durante esta incursión en el periodismo, da a conocer masivamente la sabiduría de las grandes tradiciones sagradas transmitiendo sus agudas conversaciones con maestros y maestras, practicantes y estudiosos de todas las naciones y tradiciones espirituales.
En 1975 ofrece un curso en la New School for Social Research. La edición de las transcripciones de estas conferencias culminó en la publicación de su primer libro: Coming Home: The Experience of Enlightment in Sacred Traditions, ahora un clásico del tema. (Ed. Doubleday, 1978, reimpreso en 1988 por Jeremy Tarcher.)
En 1978 se da el primer encuentro con el gran maestro espiritual proveniente de Estambul: Sheij Muzaffer Ozak al-Jerrahi (1916-1985) —quien tuvo a su cargo espiritualmente la Orden Sufi Halveti Jerrahi durante 25 años. Orden mística sufí que tenía ya 700 años de historia. En 1980, el Sheij, lleno de amor por él, coloca sobre su cabeza la corona de la Orden en la recién inaugurada Mezquita al-Farah de la ciudad de Nueva York, y le pide formalmente asumir la responsabilidad como guía espiritual de la creciente comunidad de buscadores. Fariha al Jerrahi, su hermana espiritual, recibe también en esa misma ceremonia la corona de la Orden para ser su ayudante con la comunidad. La mezquita al-Farah es el hogar central de su camino en el sufismo hasta abrir la Tequia en la Ciudad de México, que se convirtió en algo muy amado en su corazón. Abre también otros centros más pequeños de sufismo, a los que llama Círculos de Nur, y en cada uno de ellos nombra a un representante cercano a él. Cuando estaba en su casa de Nueva York, sheij Nur dirigía la ceremonia sufí de Zikr todos los jueves por la noche y daba una charla sobre el sufismo en al-Farah. También guía los 30 días de retiro durante los Ramadanes a través de doce años, hasta su retiro dentro del Reino de la Belleza.
A la edad cúspide de 40 años, Lex Hixon, tras recibir el nombre de sheij Nur al-Jerrahi, realiza la peregrinación mayor (hajj) a las ciudades sagradas de Meca y Medina junto a su maestro. De esa profunda inmersión en la sagrada tradición mística del Islam, conocida como Sufismo, emergen tres libros: El corazón del Corán (1988), La recolección de la miel (1989), y Atom from the Sun of Knowledge.
En 1987, siguiendo la guía de sueños mostrados a sus derviches mexicanos en la ciudad de Nueva York, sheij Nur viaja a México y funda la comunidad Jerrahi de México, poniéndola bajo la dirección espiritual de Amina Teslima al-Jerrahi, quien en abril de 1995 recibe la corona-turbante de la Orden. Turbante que bendice el entonces Sheij de la Orden en Estambul, Sefer Muhibi Efendi, para que le fuera colocado por sheij Nur, estando en su casa de Nueva York, apenas siete meses antes de su partida hacia el Reino de la Belleza Divina.
Desde su nacimiento, la comunidad de derviches de la Ciudad de México, crece y se fortalece año tras año. Sheij Nur atesora de manera especial su encuentro con estos apasionados discípulos, de quienes dice en el libro Recolección de la miel —que se publica a solo dos años de la fundación de la comunidad— que ellos “representan todas las corrientes de la cultura mexicana, antigua y moderna, y han permitido que fluyeran de mi ser seis de los escritos místicos que aparecen en este libro. Los tres poemas largos “El salto del derviche”, “El círculo de encuentro” y “El rostro y corazón del Sheij”; la carta “Una epístola del amor”; y los ensayos “Nueva luz sobre la ciencia sufí” y “El hombre perfecto”. Concebí, viví y escribí estos documentos modernos sobre el sendero sufí en lengua castellana debido a mi intenso amor y comunión con ellos, aunque jamás había escrito o hablado en castellano.” Esta profusión de textos místicos y la clara intención de aproximarse a sus discípulos y ofrecerles la transmisión espiritual en castellano, son algunos de los asombrosos frutos de su amor por esta comunidad.
Durante la celebración del séptimo aniversario de la Orden en México declara: “Lo que fue una posibilidad, se ha vuelvo una realidad”. Desde el inicio de la comunidad cultivó con extremo cuidado y amor una profunda amistad con la tradición de la Danza de los Concheros, a través de los capitanes y miembros de la Mesa del Santo Niño de Atocha.
Lex Nur Hixon visita la comunidad en numerosas ocasiones durante siete años, y la nutre con las enseñanzas místicas de su deslumbrante linaje. En su última visita a México, en diciembre de 1994, guía a la comunidad por última vez la peregrinación al santuario de la Virgen de Guadalupe, volviéndose una tradición anual. Su afinidad e íntima relación con el aspecto femenino y nutricio de la Verdad es un hilo que resplandece a través de todo su recorrido espiritual.
La vasta y expansiva alma de Lex Nur Hixon, migra al reino de la belleza divina el día 1ro. de noviembre de 1995, fecha señalada como sagrada en varias de las tradiciones que exploró: conocido como “día de todos los santo”. Su abarcador modo de amar la Verdad no quedó saciado con la contemplación de un solo rostro del Amado. Quiso amarla/amarlo a través de las más bellas formas, y contemplar las deslumbrantes facetas de esa sola Realidad.
Buscó y encontró a Dios en diversos caminos, navegó en distintos ríos sagrados, a través de formas y sin forma alguna, sumergiéndose profundamente en la visión íntegra y particular de cada una de las sendas sagradas que practicó.
Permaneció consciente y liviano hasta el momento de abandonar el cuerpo físico a pesar de estar enfrentando el cáncer. Partió de este mundo de la misma forma en que vivió: consciente espiritualmente y en plenitud de presencia. Su último libro Living Buddha Zen fue publicado justo antes de su muerte.
La obra literaria del Sheij Nur fue producto de la experiencia directa en el campo de la espiritualidad y expresa su refinamiento intelectual y alta sensibilidad humana.
El Sheij Nur nunca se resignó a sólo asumir el papel de erudito o experto de las religiones en el ámbito académico. Su intensa práctica espiritual de treinta años y su propia aventura de realización espiritual, lleva a los comentaristas de su obra literaria a referirse a él como “un devoto erudito de las religiones, íntimamente versado en las tradiciones de fe”. Como tributo a su amigo, el conocido poeta budista Allen Ginsberg comentó: “Lex Hixon fue un pionero del renacimiento espiritual de las Américas en las últimas cuatro décadas.”
“No esperamos —ni con esperanza ni con miedo— una futura evolución de la humanidad, tampoco un progreso de la historia, porque sabemos sin lugar a dudas que la libertad o plenitud esencial anhelada por todos los seres conscientes, siempre existe aquí y ahora. Ante nuestros ojos hay plenitud espiritual —independientemente del sufrimiento percibido— y no sólo para una élite, sino para el pueblo en su conjunto, para la vida consciente en su conjunto.”
(LEX NUR HIXON)
El CEC no cuenta hasta hoy con un fondo especial destinado a la investigación conjunta, la organización de seminarios, los trabajos de traducción y publicación de textos, etc. Las actividades que se emprendan serán acogidas en el espacio del INSTITUTO LUZ SOBRE LUZ y se realizarán con los recursos disponibles para cada caso.
Sin embargo, quienes deseen sumar su apoyo a este noble propósito que nace para cobijar y promover el libre encuentro entre personas de muy distintas formaciones y contextos interesadas en profundizar en la contemplación, podrán enviar su donativo, en la confianza de que será destinado para promover la actividad de los jóvenes interesados en la exploración mística desde toda disciplina de origen.